El tableteo de las ametralladoras o el zumbido de las abejas no son sino transcripciones fonéticas de las acciones que las definen. La imitación de un sonido se llama onomatopeya. Muchas de las palabras de uso común han sido formadas así: bombo carcajada, crujir, cuchicheo, chirrido, retumbar, susurro o trueno, entre otras, conservan el eco de su sonido originario. Multitud de voces de animales son onomatopeyas. Croar viene del sonido que producen las ranas, igual que maullido viene del "miau" de los gatos, y cacareo, del "crok-crok-crok" de las gallinas. En otros casos el origen sonoro es aún más obvio, como el tic-tac de un reloj, el ding-dong de las campanas, el piar de los pájaros o el pío-pío de los pollos. Algunas onomatopeyas han trascendido fronteras y se repiten casi idénticas en distintas lenguas. Por ejemplo, gárgaras es gargle en inglés, gargarisme en francés, gargarejo en portugués, gargarismo en italiano y gurgein en alemán.(Tomado de la Revista Muy Interesante, año 1, número 5, abril 2010, página 23)
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